En 2009 tuve la suerte de hacer un tour en Afganistán con un grupo de expertos de diferentes think-tanks europeos y norteamericanos tras una invitación de la OTAN. Íbamos a realizar una revisión sobre el terreno de la situación general y del funcionamiento de la estrategia de la Alianza1, el Enfoque Integrado (Comprehensive Approach), que se había aprobado en la Cumbre de Bucarest de 2008 como la nueva estrategia para Afganistán. Las primeras fases de la estrategia se habían topado con tres problemas básicos: falta de coordinación (falta de unidad de mando y de unidad de esfuerzo), necesidad de priorizar “más gobierno” frente a “más gobernabilidad”; y la falta de énfasis en el contexto regional más amplio.
INSTITUTO FRANKLIN - UAH